Para una transición de la industria automotriz hacia la electromovilidad, el gobierno federal trabaja con aliados claves como la ANPACT y la AMIA. Ello, asegura una transición exitosa gracias a su experiencia por ser líderes del sector. A este proyecto se suma tanto la iniciativa privada y como el sector académico.
Miguel Heberto Elizalde Lizárraga, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones, el desafío para el país en materia de electromovilidad es doble.
Con base en lo anterior, destacó el trabajo coordinado en diferentes mesas de trabajo. De esta forma se trataron temas desde la infraestructura energética hasta el desarrollo de las cadenas de proveeduría. En efecto, ahí participa ANPACT. “Nos coordinamos para acelerar la implantación de tecnologías limpias”.
Explicó que, como exportadores, uno de los retos es contar con proveeduría que cumpla los requisitos del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, T-MEC. Adicionalmente, “para el mercado interno debemos impulsar la modernización del autotransporte a la par de nuestro principal socio comercial”. De esta forma, se mantendría el liderazgo mundial que tiene la Industria Automotriz de Vehículos pesados.
Avances hacia las cero emisiones
Para continuar, el representante de la ANPACT precisó que en el camino hacia la transición a la electromovilidad se avanzará con vehículos de tecnologías alternativas. Es decir, convivirán tecnologías actuales de combustión interna a diésel, a DUBA, con gas natural, híbridos, eléctricos y hasta de hidrógeno.
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Más aún, dijo que para desarrollar esta política se requiere de un trabajo permanente de investigación científica y tecnológica. Con ello, se deben establecer reglas claras y certeras que alienten la inversión y que permitan homologar estándares. Esto es desde los componentes como las baterías, motores, cargadores hasta los propios vehículos.
Además, será difícil concretar este trabajo, añadió Elizalde, si no se generan estímulos verdes, instrumentos financieros de la banca de desarrollo, privados, nacionales e internacionales.
Por último, aclaró que la industria automotriz no está en contra de la importación de vehículos nuevos.
Transición hacia la electromovilidad, una realidad
De la misma manera que Miguel Elizalde, José Guillermo Zozaya Delano, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, presentó sus consideraciones. Por esta razón, enlistó los elementos necesarios para que la transición hacia la electromovilidad sea una realidad.
“La participación de los vehículos híbridos y eléctricos en el mercado interno se ha incrementado gradualmente en los últimos seis años, pero aún se mantiene en volúmenes marginales, representando el 4.4% respecto del total de las ventas de vehículos ligeros, situación que refleja la necesidad de acelerar la electrificación de la flota vehicular en el país”.
En resumen, el representante de la AMIA dijo que para la transición a la electromovilidad se requiere una política pública integral para lograr la disminución gradual de CO2. Esto para llegar a la neutralidad de carbono en 2050.
En esta trayectoria, coincidió con la ANPACT, se incluirán vehículos de diversas tecnologías: vehículos eléctricos, híbridos eléctricos enchufables, eléctricos de rango extendido, de batería eléctrica y de celda de hidrógeno.
También, es necesario establecer incentivos fiscales y apoyos no fiscales para acelerar la adopción de tecnologías electrificadas y mantener la infraestructura de recarga que es insuficiente.
Por otro lado, valorar que con el incremento del número de vehículos eléctricos, aumentará la demanda de energía.
En conclusión, el “Diagnóstico y Recomendaciones para la Transición de la Industria Automotriz en México”, recaba recomendaciones para políticas públicas positivas y complementarias a las que el gobierno federal ha desarrollado para contribuir a la política pública necesaria y la estrategia viable para la transición a la electromovilidad.